La tarde, junio, rosas... Junio flexible, enjuto
atiesando sus soles
sobre trigales rubios y piedras abrumadas;
la tarde apuntalada
con arcos de bochorno sobre el río dormido;
la tarde por claxones
y voces violentada, delira estérilmente
desollando las rosas,
murmurando, buscando entre retoños verdes
la presencia extraviada,
la perdida memoria de tu postrera estancia.
Leves flotan adioses.
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