¿Te amé porque eras bella?
(Ah, yo también lo era; fuimos bellos, entonces,
jóvenes, inocentes.)
De ser así, qué torpe inepto intento,
pues ya ves lo que ahora somos ambos.
Qué vulnerable, yo, ante la belleza.
Mas la tuya -y la mía- fue volátil; en cambio,
día tras día, ahora, los ocasos
con siempre nuevas glorias me conmueven.
Noviembre 2011
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