Este blog nació con el empeño de
“establecer contacto” con algún hipotético lector/espectador. Es, creo, el
sueño de todo aquel que intenta crear algo y, con su pizca narcisista, desea proyectarlo
hacia el mundo de los otros con el afán de señalizar su posición en la multitud: poema o relato,
escultura, dibujo, cosa… coordenadas en un
GPS inverso que conduzca al esquivo Otro
hacia el solitario Uno.
Sin embargo, hay un momento en la vida de los
hombres en que se produce un cambio, una honda comprensión que lo trastoca o
metamorfosea todo. Y en ocasiones basta para ello con mirar hacia fuera,
precisamente al mundo de los otros al que ansiábamos llegar aunque
concibiéndolo desde nuestra propia interioridad; sin observarlo realmente, sin
verlo.
Siempre sostuve que quien ha
visto, aunque sea brevemente, en atisbos, casi cegado por el espanto de lo que
ve, ya no puede dejar de ver. Ahora regreso a esa idea pero desde un punto de
vista enteramente nuevo. Lo que he visto –dolor, injusticias, crímenes incluso,
el abuso del hombre sobre el hombre, su crueldad, no puede ser callado. Aquella interioridad aún
busca ser expresada, y probablemente rebrotará de tanto en tanto, pero compartiendo
el uso de la palabra con manifestaciones más urgentes. Así pues, este blog
cambia de sentido.
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