V - Espíritu del Pueblo y Espíritu del Tiempo
En la primera de las notas hablamos de la importancia del
concepto Volk (pueblo) para la
ideología nacionalsocialista, y de sus derivados völkisch, que podría traducirse como popular, y también Volkgeist, especie de esencia o espíritu
cultural del pueblo (7). Esta última noción
resulta imprescindible para comprender el fenómeno nazi y los factores
específicamente alemanes que le dieron origen. El mismo Hitler resalta la
importancia ideológica de estos elementos al afirmar “los ideales völkish son los ideales del nacionalsocialismo” (Mein
Kampf).
La tradición cultural del “espíritu alemán” experimentará
la influencia de Lorenz von Stein (8) y de
Bismarck, agregando factores sociales pero desembocando en una noción
autoritaria de Estado que demanda orden, disciplina y control. Asimismo se
suele señalar el ascendiente de Ernst Forsthoff (1902 – 1974) jurista vinculado a
la Revolución Conservadora (9) que postula, para resolver los problemas alemanes, una forma
de sociedad en la que los individuos se subordinen al Estado Absoluto o al Volk, bajo la dirección de un líder. Ciertamente
es posible mencionar muchas otras influencias en similar sentido (10), sin olvidar a Nietzsche (11).
Paralelamente a estas ideas y muchas veces contenidos en
ellas, latían sentimientos de rechazo del racionalismo, con presuntas
explicaciones científicas para sostener determinadas visiones del mundo, como
la “ciencia” expuesta por Eugen Fischer
que sería básica para decretar el exterminio judío por “higiene racial.” En ese contexto
“popular” surgieron asociaciones que promovían el retorno romántico al pasado,
e incluso sociedades ocultistas como la Thule (Thule Gesellschaft), dedicada a reivindicar los orígenes raciales
arios, que patrocinaría al Partido del Trabajo, núcleo original de lo que luego
sería el Partido Nacional Socialista.
Sirvan estas pinceladas –quizás demasiado extensas y pese
a ello incompletas- para dar una idea aproximada de las complejas y tensas
corrientes de pensamiento que recorrían la sociedad germana de los años 20 y
30. También, del carácter de aquel preciso momento histórico, el clima
intelectual y cultural que a su vez se inscribía en el de toda la época, pasado
y presente: el Genius saeculi, que en
Alemania se llamará Espíritu del Tiempo, Zeitgeist.
Una inquieta amalgama de prejuicios, mitomanía, preconcepciones,
percepciones políticas elitistas… y por debajo de todo ello un trasfondo de
orgullo herido por la derrota en la guerra, más el shock de la Gran Depresión,
y ciertos estándares culturales como el
aprecio por las normas y el orden.
Sobre la base de todos estos elementos podemos
arriesgarnos a suponer que, en el caso de la sociedad alemana, la aceptación de
las propuestas del régimen nacionalsocialista y del modelo de sociedad y de
Estado que estas suponían, se produjo no
solamente por la habilísima manipulación que estimulaba sus complejos y su ego
sino también, parcialmente, porque satisfacía de modo inconsciente algunas de
las aspiraciones de una parte importante de la población. Vemos entonces que procedimientos iguales a
los estatuidos en 1917 para la sociedad estadounidense, aplicados sobre un
“espíritu popular” enteramente distinto, obtuvieron un resultado equivalente e
incluso superior, dada la magnitud del delirio en que Alemania estuvo inmersa. Naturalmente resultó básico para obtener
dicho resultado el modo en que fue llevada a cabo la campaña de lavado de
cerebro.
Arriba Hindenburg
mostrando a los culpables de la “puñalada por la espalda”
Abajo El héroe nazi matando al monstruo judeo-comunista.
Ilustraciones:
Abajo El héroe nazi matando al monstruo judeo-comunista.
NOTAS
7) En
la Introducción a la “Filosofía de la Historia” Hegel dice que el
sentimiento que un pueblo tiene de sí mismo constituye una entidad, que es el
Espíritu de dicho pueblo. Dentro de la totalidad (Gesamtheit) constitutiva de tal Volksgeist, hay una naturaleza, un suelo (país, patria) una
historia que pervive en la memoria de cada individuo, unas instituciones, costumbres,
leyes, religión, etc. Cada uno de estos factores es importante, aunque lo
determinante es la totalidad.
8) Lorenz
von Stein (1815 - 1890) economista y sociólogo alemán
Formuló una interpretación económica de la historia en la que habla de lucha de
clases y proletariado pero rechazando la solución revolucionaria, que define
como un “proceso de las clases que buscan
ascender socialmente." Para
evitarla, propone una “Monarquía social”
que actúe realizando reformas en aras del bien común para evitar desorden y
confrontación social. Sus ideas están en la base del llamado Estado Social (Sozialstaat).
9) Movimiento
Revolucionario Conservador (Konservative Revolution). Movimiento nacionalista alemán de la
primera postguerra que promueve un nacionalismo
"nuevo", auténticamente alemán y concretamente prusiano Con
el fin de frenar la “marea comunista” propugna una versión derechista del
socialismo basada en el “cristianismo aplicado” o “socialismo de estado” bismarckiano ,
es decir otra forma de Estado Social
10) El
filósofo frances Joseph Arthur de Gobineau (1816 - 82) en su “Ensayo
sobre la desigualdad de las razas humanas” (1855) afirma la superioridad absoluta de la raza aria, por poseer "el monopolio de la belleza, la inteligencia y la fuerza."
Cuarenta años más tarde será apoyado por Houston Stewart Chamberlain (1855 - 1927) que en “Los
fundamentos del siglo XIX” (1899)
expondrá las bases del pangermanismo y la necesidad de mantener la
pureza racial de los teutones, “alma de la civilización.” Aunque
existen otras teorizaciones destacables en la misma línea ( Vilfredo Pareto,
Gaetano Mosca, Robert Michels) cerraremos este apartado con Benjamin Kidd (1858
– 1916), parte de un movimiento que incorpora el darwinismo al estudio de las
sociedades (Darwinismo social, basado
en la creencia de la supervivencia del más apto). En su obra póstuma “La Ciencia del Poder” (The
Science of Power – 1918), muy apreciada por quienes propugnaban gobiernos
fuertes no socialistas, dice: “Nuestra
civilización ha surgido como resultado de un proceso de fuerza sin paralelos en
la historia de la raza.. Por épocas inmemorable el combativo macho europeo se ha
desbordado a través de Europa en sucesivas olas de avance y conquista,
venciendo, exterminando, aplastando, dominando, tomando posesión. Los más
aptos, que han sobrevivido a esas oleadas, son los más aptos por el derecho de
la fuerza y en virtud de un proceso de selección militar, probablemente el más
largo en la historia, el más duro y más
elevado al que la raza ha sido sometida”. Tal “macho” como máquina de
combate que introduce el “espíritu de la
guerra” en todas partes, crea el culto total de la fuerza como “principio último” pues “por la fuerza ha conquistado el mundo y por
la fuerza lo controla.” El nazismo
utilizará ampliamente este culto “viril”.
11) El concepto nietzcheano de voluntad de poder (der
Wille zur Macht) fue objeto de una tendenciosa interpretación para
justificar las tácticas políticas nazis, como también lo fue el de Übermensch, suprahombre o ultrahombre,
que para el filósofo alemán era aquel ser noble que acepta la voluntad de poder
y crea sus propios valores.
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