Fotograma del film "El triunfo de la voluntad", de Leni Riefenstahl
IV - La propaganda nazi
El
nazismo utilizó la propaganda como un arma, aunando los métodos de persuasión
anglosajones de la Gran Guerra con un agregado político-ideológico –como
también hiciera la URSS- para controlar y guiar a las masas, embarcándolas en
una guerra de conquista. Hasta aquí no se perciben grandes diferencias de
procedimiento entre los diversos sistemas de manipulación. El engaño y su
posible valoración moral son similares.
En el plano formal sí aparece una disparidad
importante en el manejo de elementos simbólicos, uno de los aspectos que el
nazismo cuidó con más esmero. A diferencia del CPI, que debió de actuar urgentemente,
apenas en unas semanas, para hacer
frente a un hecho consumado no previsto, Goebbels dispuso de seis años para preparar
con todo detalle sus técnicas de control.
Según él mismo afirmaba, para que la propaganda sea percibida de modo
eficaz debe de suscitar en la audiencia el máximo interés. Por eso se requiere
que sea transmitida a través del medio más idóneo para llamar poderosamente la
atención. El nazismo desarrolló así lo que podríamos llamar
propaganda-espectáculo, basada en un sentido casi ritual de la comunicación
directa: concentraciones, manifestaciones, asambleas, desfiles, arengas,
orquestados con impecable sentido teatral y una elegante estética de la
monumentalidad. En esto no ha sido superado, aunque ha tenido epígonos como
China y Corea del Norte.
Nunca se dejó de lado la propaganda impresa; folletos,
libros, periódicos, omnipresentes fotos del Führer,
carteles empapelando las calles … hasta que, ya en guerra, disminuyeron drásticamente
las existencias de papel. Tampoco se descuidaron otras modalidades, como el noticiero
cinematográfico tan en boga en aquellos años, el documental o el mismo cine,
para lo que contaron con el inmenso talento de Leni Riefenstahl (4).
Al mismo tiempo, Hitler había observado la efectividad de
los agitadores públicos y confiaba plenamente en la capacidad de persuasión de
la oratoria: (5) “la fuerza que mueve
avalanchas políticas y religiosas es el mágico poder de la palabra hablada. Las
grandes multitudes pueden ser movidas solamente por el poder de los discursos.
Todos los movimientos importantes son movimientos populares, erupciones
volcánicas de pasiones y de emociones humanas, fomentadas bien por crueles
dioses del dolor o por la antorcha de la palabra arrojada entre las masas, no
por chorros de limonada de los estetas literarios y de los héroes de salón.”
Los actos públicos permiten entonces,
como si se tratase de una ópera wagneriana (la obra de arte total, Gesamtkunstwerk) (6)- la conjunción de todos los
elementos en una unidad en la que cada parte está diseñada para complementar a
las otras dentro de un todo homogéneo. Tanto si se trata de una concentración
como de un desfile, el espectáculo propagandístico masivo no deja nada al azar:
tribunas escenográficas adornadas con esvásticas, música, multitud de banderas
y estandartes, carteles gigantescos… incluso la exacta disposición geométrica
de cada elemento en el espacio… y coronando todo ello, la presencia física del Führer, los discursos exaltados, el
griterío, los eslóganes simples, sintéticos, claros, coreados con fervor por la
muchedumbre inteligentemente conducida, paso a paso, hacia el desborde emocional
que ha de renovar su adhesión y fidelidad a la terrible visión del mundo que el
régimen le proporciona.
Algunos textos hablan de sociedad “hipnotizada” o
“asediada con símbolos”. Parece indudable que sin toda esta parafernalia artificiosa,
apoyada por el control total de los media,
sería difícil explicar el enorme apoyo popular al nacionalsocialismo en
aquellos primeros años, aunque se puedan agregar motivaciones ideológicas
basadas en el carácter alemán.
Al hablar del método CPI en el primer módulo, decíamos que
se trató de una herramienta capaz de actuar sobre todos los órdenes de la vida
nacional, para producir un determinado efecto sobre la opinión pública. El
nazismo perseguía el mismo objetivo, aunque la situación previa en Alemania era
muy distinta, porque sus características históricas y culturales también lo
eran. A fin de que esto se comprenda mejor, intentaremos resumir brevemente
algunos elementos clave de aquellas características.
NOTAS
5) Comenzó a ejercitarse en los grupos que se formaban en las cervecerías, estudiando luego declamación y dicción con un cantante de ópera, llegando a convertirse en un orador de indudable talento. Conocía la importancia del lenguaje corporal y ensayaba metódicamente sus presentaciones públicas, que eran como pequeñas ceremonias con un desarrollo rítmico muy preciso. En las fotos tomadas por su fotógrafo personal aparece probando gestos y posturas para resaltar la imagen que quería transmitir conforme a la creencia aria en las virtudes masculinas de fuerza y valor.
6) En "La obra de arte del futuro" (Das Kunstwerk der Zukunft, 1849) Richard Wagner plantea el concepto de obra de arte total, categoría que integraba música, poesía (el texto), teatro (la representación escénica) y artes visuales (escenografía, vestuario, utilería). Concedía vital importancia a la creación del ambiente mediante iluminación y efectos especiales o de sonido, con la finalidad de concentrar por completo la atención del espectador en lo que ocurría en el escenario. El público debía quedar totalmente inmerso en el drama y en sus significados.
Lo siento, se ha alterado el orden y aparece el IV tras el II. No logro solucionarlo.
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