lunes, 11 de abril de 2011

DEL ESCRITOR Y LA ESCRITURA

Cuando la escritura es un reflexionar existencial, una filosofía del ser y el estar:

     "El infierno es la incapacidad de ser distinto de la criatura cuya conducta sigue uno de ordinario."
Aldous Huxley: "Con los esclavos en la noria."

     "No eres los otros y te ves ahora
     centro del laberinto que tramaron
     tus pasos."

     "Tu materia es el tiempo, el incesante
     tiempo. Eres cada solitario instante."
Jorge Luis Borges: "El ápice."

O cuando es un lúcido comentario político:

     "Todo esto no tendría que durar, pero durará siempre. El siempre de los hombres, naturalmente;  un siglo, dos  siglos... Y luego será distinto, pero peor."

     "Algo tiene que cambiar para que todo continúe como está."
Giuseppe Tomasi de Lampedusa:  "El  Gatopardo."


3 comentarios:

  1. FELICIDADES MARIO!. Un blog encantador, invita a visitarlo.
    Un fuerte abrazo de tu amigo.

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  2. Acerca del “Romance de la luna llena”.


    Desde diversos ángulos se podría encarar un análisis o un comentario. Me limitaré a la “arquitectura” del poema.
    Ya en el título, se plantea un adelanto de su estructura fundamental: romance, es decir, versos octosílabos con rima asonante en los versos pares.
    Pero, en este romance, hay más. El total de veintidós versos está organizado en cinco grupos: tres breves, alternados con dos más extensos. El esquema de la distribución de los versos resulta ser, entonces, 2, 8, 2, 8, 2.
    Los grupos breves tienen algo de estribillo sin serlo totalmente, ya que, en su conjunto, encierran una suerte de proceso: “lluvia”, “agua”, “soplo”, “aire”, “creen”, “piensan”, “dicen”… “siga”, “siga”, “siga”.
    Los grupos extensos constituyen dos construcciones paralelas. La primera, inocentemente descriptiva, enfocada hacia un objeto distante, “la luna”; la segunda, un tanto enigmática por efecto de la interrogación –la única del texto- que figura en su segundo verso, volcada al yo lírico, presente en el sintagma “el alma mía”.
    Sintácticamente, ambas construcciones están compuestas por cuatro enunciados, los tres primeros reiteran el verbo hacer y se nuclean en torno a él, mientras que el cuarto enunciado de cada una carece de dicho verbo, que es reemplazado, respectivamente, por instalar y trepar, de alguna manera parónimos. Los segundos enunciados constituyen oraciones compuestas con doble subordinación adjetiva: las primeras poseen verbos de significado también parecido, ocultar y negar, aunque mucho más fuerte este último; las segundas terminan con idéntico verbo, brindar, colocado al final del cuarto verso, exactamente a la mitad de cada construcción.
    Veo, pues, toda la arquitectura del poema construida a partir de un módulo binario, que articula no solo los contenidos gramaticales y los semánticos, sino también la silueta de diagramación.
    Aferrándonos a esta hipótesis, podríamos adentrarnos en el análisis y arriesgar una interpretación: los dos grupos extensos aparecen partidos en su mitad por versos de idéntica estructura sintáctica y de prácticamente igual contenido semántico, nucleados en torno a los verbos ocultar-negar y brindar. En la oposición que se configura así, ocultar-negar surge como el elemento negativo y brindar, como el positivo. Y para concluir, si esta oposición es el centro del romance, ¿no podré decir que el yo, como la luna, “se oculta” y “se niega”, pero también “se brinda”? ¿Y no son estos opuestos –ocultar-negar = egoísmo/brindar = amor- la oposición angular del ser humano…? Y de ser así, este poema, en definitiva, pone al amor como clave del yo, ya que el amor, cual la luna llena, es –según lo concibo- el yo que “se brinda”.


    Montevideo, 15 de mayo de 2011.

    Carlos

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  3. Mario: El día que encontré tu “Romance de la luna llena”, yo había escrito un poemita que titulé “Luna”. Como tú sabes bien, soy “gramático” y no poeta. Y uso aquí la denominación “gramático”, porque era la forma en que, los académicos de antaño –y también algunos de hogaño- se referían a quienes, como yo, nos hemos dedicado al estudio y a la enseñanza de la lengua… Coloco, pues, mi texto en tu página como un testimonio de cosas que nos unieron y que nos siguen uniendo.

    Luna

    Olvidar tantas horas
    de duros trajinares
    de luchas y más luchas.

    Poder estar así
    desnudos en la noche
    y en nuestra desnudez
    besados por la luna.

    Y allí esperar el alba
    entre tenues murmullos
    de grillos y croares.



    Montevideo, 10 de junio de 2011.

    Carlos

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