jueves, 23 de junio de 2011

ACERCA DE LOS TAPICES DE PAPEL (Aclaraciones a "Reflaco".)

Estas obras fueron planteadas en el marco de otras experimentaciones con materiales no propiamente textiles. En una primera etapa el papel fue utilizado en tiras, no tejidas sino entrelazadas en la urdimbre, separadas por punto peruano y unos pocos milímetros de tejido en punto fino, con lana o algodón. El papel valía por su particular textura visual, y aportaba color. Los agregados de letras, imágenes o pequeños textos, eran por completo secundarios.
En el desarrollo de esta etapa ("N" - Papel, lana, algodón) el protagonismo es compartido entre el papel/color y las imágenes, que agregan todo su peso significante. Los textos adquieren importancia por sí mismos y, nuevamente, por su significado semántico, creando un mayor juego de sugerencias.
El paso siguiente fue utilizar las tiras, enrolladas, de modo directamente  textil, tejiéndolas, ya sea en punto fino (hilo por hilo) o mixto (dos por dos, tres por tres, etc.), volviendo al uso exclusivo del papel como color. Es el caso de "Pájaro" (Foto anterior)
El salto al tapiz/collage fue dado con "Imágenes, mensajes - Blábláblá" en su primera versión (Detalles en las dos fotos anteriores), que supone una más completa utilización de letras o palabras aisladas, así como textos breves -seleccionados en varios idiomas, de acuerdo con la intención de la obra-, y también de imágenes procedentes de diferentes medios, como cómic, envases, libros, etc.
En esta  obra -un políptico de cuatro elementos- creo que efectivamente palabras y figuras dominan por completo el esquema, por encima del color.
Como anécdota diré, para terminar, que esa versión de "Blábláblá" ´tuvo que ser desechada -el papel de periódico, abundantemente utilizado,  se deterioró tanto en color como en consistencia- y fue repetida, idéntica de diseño pero mejorada en sus componentes y con agregados de pintura. Tal "Blábláblá - Segunda versión" es la que figura en mi entrada del mes de mayo que originó tu comentario, y que vuelvo a incluir (Foto anterior).

EL FLAMENCO

   Llevo mucho tiempo trabajando sobre mí mismo para ser un flamenco. (Phoenicopterus roseus... ya desde el nombre, todo en él es un compendio de dignidad, elegancia, belleza.) Ninguna aspiración puede ser más elevada y noble que esta, a la que me consagro con total determinación y firmeza.
   El esfuerzo requerido es ciertamente enorme. Necesité meses para alcanzar y perfeccionar una correcta Postura Erguida con Pata Flexionada. La pierna -aún no me acostumbro a llamarla "pata"- comenzaba a doler al cabo de pocos minutos, y acababa cediendo. Hubiese podido comenzar la práctica apoyando en algo la rodilla, pero me pareció improcedente.  Las cosas hechas a  medias nunca salen  bien, y  por fortuna yo no soy de esos blandengues que flaquean ante las dificultades. Querer es poder. Y pude.
   Habituarme al régimen de pescado crudo -¡detesto los crustáceos!- resultó más dificultoso. ¡Semanas para aprender a zampar de un bocado sin que me molestara el roce de las escamas en mi garganta! No puedo decir que digiera bien, pero ya se acostumbrará el estómago.
   Lo cierto es que hoy consideré cumplida esta primera fase del cambio, y decidí realizar un ensayo, aunque parcial, de la nueva vida que estoy construyendo. Me fui al Centro y busqué una parada de autobús suficientemente concurrida. Algo apartado pero en  lugar bien visible -el experimento incluía un desinteresado componente didáctico-  flexioné  la  pier... ¡pata! y me erguí ostensiblemente. (Ah, todo -expresión, estilo, porte- todo fue cumplido de modo irreprochable, en un único movimiento ascensional, como... como un florecimiento. Por supuesto, tal perfección sólo podía ser apreciada en su justo valor por mis pares. Lástima que no era el caso.)
   Al principio me miraron con sorna; luego, totalmente desconcertados. Los seres humanos son muy peculiares. Desean llamar la atención, pero pocos se atreven a ser personales, auténticos. La mayoría -personas dejadas, opacas, neutras; mentes aplanadas por la TV- siente una compulsiva necesidad de integrarse imitando a los demás, copiando vestimentas, actitudes, conductas, sin cuestionar nada ni cuestionarse. De modo que instantes después, una adolescente intentó imitarme, creyendo sin duda que mi gesto era la última moda, lo más "megaguay" de lo "fashion". Después, una cincuentona de apabullante busto, pintada como una puerta, con su imponente trasero embutido trabajosamente en unos pantalones turquesa. Y el infaltable mini-ejecutivo de traje y corbata, con su maletín. ¡Hasta una monja! Vino un autobús y sólo yo monté en él, dejando a los otros trastabillando y chocando entre ellos bajo la marquesina de la parada, hundidos en el bochorno total.
   Sonado triunfo. ¡Tanto esfuerzo comenzaba a rendir frutos! Ya estaba listo para preparar la experiencia del vuelo.


lunes, 6 de junio de 2011

UN SENTIDO

Día nacido gris, domingo de diciembre que poco a poco aclara:  tenues velos de sol regocijado. La tarde ronronea -gato que se distiende-, juega con refulgencias en los tejados rojos. Dormita el aire limpio, soñando con neviscas. Vapor de nubes quedas. Resoles en los vidrios.
Durante un breve instante, mundo todo se sume en abandonos. Solitaria mi acera. Ningún sonido, nada. Los verdinegros, duros rosales del Paseo, son realidades últimas de ausencia. Sombra de los balcones, avanzando;  vapor de  nubes  idas.  Hay un sentido oculto, de renuncias;  hay una  paz dulcísima  que oscila; algo pequeño, tibio, que se alza con un presentimiento de inminentes significados nuevos...
Pasos en la calzada: el encanto se rompe.

LA PRIMAVERA ES DEBIL

La primavera es débil, limpia, sola.
Vibraciones del aire que se aviva,
que se desvela y bulle.

Indescriptible verde los trigales
cuando el sol soñoliento se levanta,
envuelto aún en cobertores malva,
sobre el borde rasgado de la sierra.
(Planicie que los hielos y los soles
mortifican;  las brumas sobre el Tormes,
cenicientos tendales.)

Entre sueños, Alba en las albas, lenta.
El torreón del castillo, huella, dedo
señalando los rancios esplendores.
Ah, sí, el pasado con sus turbias redes...
Otro abril, otros verdes, otras tierras
más allá de la mar. Y la nostalgia
de hallarse, como  trigo, germinando.

La primavera es tensa. Manantiales
que se ahondan; amargas son sus aguas.
No reflorece ya el amor rendido.

Primavera que trae despedidas
en brazadas de rosas. Remenbranzas.
Cada minuto es tiempo desatento.

ATARDECER

La vacilante tarde se curva blandamente
de tibieza y de sol desheredada.

Cobertura nubosa que bravea.
A veces una brecha:
color desperfilado
ni azul ni gris ni malva
pero púrpura débil en vislumbres
y luego negro sobre ahogados oros.

Pronto vendrá la noche. Sola noche.
Inundará la luna los campos ya segados
y mi sola pupila.
Yo cerraré mi puerta.
Ventana serán marco de brillantes estrellas.
Y sola, mi pupila contemplará luceros,
el ámbar de mi  lámpara, los libros,
y la puerta cerrada.

Y la puerta cerrada.

EL HOMBRE BAJO EL ROBLE (Pequeña fábula)

Un hombre se sentó fuera del tiempo,
bajo un hojoso roble de recuerdos
-claridades y sombras en la frente-
con el afán de definir la vida.
Memoria, toda en disonancias, era
claro espejeo de aguas transparentes
donde el hombre sentado se miraba.

A fondo analizó por largo tiempo,
y un amplio, bello templo de teorías
alzó brillando bajo el roble denso.
Entonces sonrió.
                                 Pero la vida,
que a su lado pasaba, su tocado
desciñó, de murmullos y destellos.
"No puede ser la vida -pensó el hombre.-
En nada se parece a mi teoría."
El templo relumbraba, suave, quedo.

Sin pena ni desdén, miró la vida
al hombre que en las aguas se miraba;
sin pena ni desdén, pasó de largo.