martes, 24 de mayo de 2011

MADRUGADA

Son las siete; madrugan los recuerdos. Amanecer de nieve no mitiga sus agridulces voces. Noviembre ronronea en mi ventana; sus deslustradas orlas de rocío, desdibujan tejados que huelen a desvelo, sueño y alba.
Sábado gris sin prisas. Son las siete. Silencio. Yo querría dormir  pero no son dique las sábanas que aplaque, que contenga al pasado cuando llega en púdicas oleadas. Barahúnda de gestos, acentos y palabras... la manera tan triste en que mi madre sonreía; otras sonrisas, otras bocas, besos; visiones de momentos, gozo y daños.
"Quiero dormir, marcharos" -les imploro. Y se van... pero entonces, sordamente, tan lentas como crece la alborada, otras memorias, otras voces vienen de anónimos ayeres.
"Deteneos -les digo- no sois mías". Pero no me responden; agitan sus harapos de nostalgia y en torrentes, en trombas se abalanzan. Maremagnum informe de figuras, gestos, rostros, espacios... episodios de raras existencias ignoradas.
¿Ayer o porvenir? ¿Ajeno? ¿Mío? ¿Otra vida me acecha, otra vida que fue o será? ¿Soñada?
Sábado gris. Silencio. Son las siete. Quiero dormir... mas la memoria canta. No importa si es mi copla o la de otros:  la melodía es triste, dulce, clara. Y es así, recordando, como existo; sabré que vivo mientras oiga el canto.

1 comentario:

  1. Excelente remembranza de antiguos años a los cuales, a diario o cada tanto, vamos sacándole las telarañas que los cubren, a pesar de nuestro afán por esconderlos o ignorarlos;pasado alegre y triste;melancólico y gozoso, que se agolpa en muchos despertares y es como dice el final:recordando,existimos y mientras oigamos el canto de la memoria y su susurro de palabras ya olvidadas, sabremos que vivimos.-

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