La niebla viene del  río
y va al aire que la espera.
El  aire viene del  tiempo
dulce de las azucenas
y se aquieta en la enramada
soñando con sol y siestas.
Una tristeza sin dueño
viene del alma, va al alma,
y en el camino se queda
en el rojo de la tarde
sin sueños ni sol ni esperas.
 
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