sábado, 27 de agosto de 2011

DESPUES DE PARA SIEMPRE

Dijimos: Amor, juntos. Juntos, tú, yo. La vida...
Dijimos: Para siempre.

¿Cuánto duró? ¿Dos años? Y no obstante
no engañamos. Creimos lealmente
que sería la vida.

Décadas me han mordido desde entonces;
espléndidos estíos, plenilunios, tristezas...
arena de los días en los núcleos del hueso.
El pasado es ya sólo
sosiego de agua quieta.

Entonces ¿por qué ahora?
¡Tanto tiempo después de para siempre...!
¿Por qué, ahora, en esta aliquebrada tarde
que se ahuyenta, la oscura
memoria de tu pelo entre los dedos?
¿Por qué, salmodia frágil, el quebrado
cristal de tu voz lenta?
¿Por qué ahora?

Negrilla, julio-agosto 2011


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