martes, 27 de marzo de 2012

BURBUJAS

En la oquedad serena de la tarde
-lo más profundo y frío de un ocaso violeta
surcado por blancuzcas nubes raudas-
el viento trae y lleva, lleva y trae,
retazos de otras vidas,
burbujas coloreadas
-rutilantes quizás, quizás sombrías-
como danzantes pompas jabonosas.

Huye el día.  Se presienten ausencias.
Tal vez por ello, brizna que surca el aire al irse
cárdeno de la tarde, algo, eco de relegados sueños,
mitad recuerdo nuevo,
mitad añejo mito, pajarea
desplegando delgados alirones fugaces
en el azulnocturno firmamento
dócil, acrecentable, de mi reminiscencia.
Entonces, en el alma -eso que llaman alma-
germina taciturna
una huella indeleble menuda, pudorosa.

Y luego trasoñamos.
En un instante, mundos;  en otro instante, nada.

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